domingo, 3 de febrero de 2008

*Sal de la ciudad


Sal de la ciudad.

Si no tienes nada qué hacer, sal de la ciudad. Por lo menos escápate los fines de semana, por lo menos a Samalayuca, especialmente si tienes cierto parecido físico con algún ex-director de policía o con algún expresidente municipal; y definitivamente sal de la ciudad si tu vecino es vendedor de autos usados o si administra una exitosa narco-tiendita, o si eres una mujer, o si cruzas un paso peatonal para asistir a tus clases del jardín de niños, o si caminas por el centro de la ciudad o si frecuentas alguna avenida principal de la ciudad, o si vives en la periferia, etc.

Más vale que te salgas de la ciudad, mientras puedas.

Ya ves que el mundo está confundido, a ti también te pueden confundir con alguien que está en la lista de los ejecutables, o simplemente vas pasando por algún lugar en un momento equis y te toca, aunque no te tocara aún.

45 muertes violentas en ciudad Juárez tan sólo en el mes de enero de 2008 te dan una pista de una realidad de la ciudad; una realidad que no debe ocultarse, aunque tengas tantos temores que mejor optas por ya no leer los periódicos, por no ver la televisión, por no escuchar la radio, por no platicar con la vecina, para hacer como que no pasa nada.

Así dicen que hace el avestruz, oculta su cabeza bajo la tierra para alejarse de su realidad. Puedes cerrar los ojos, puedes taparte los oídos, cerrar las cortinas de tu casa, cerrar la puerta con llave, atar con cadenas y candados tu automóvil, comprar seguros de vida, de vivienda, de automóvil, pero no puedes negar que algo muy grave está sucediendo a tu alrededor, aunque algunos políticos y gobernantes sigan diciendo que la "cosa" no está tan mal, que hay ciudades peores.

Tú sabes que sí está pasando algo en tu ciudad, aunque trates de ocultarlo, y lo sabes porque todo lo que te rodea huele a violencia, a peligro, a corrupción, a amenazas, a ingobernabilidad, a impunidad, a impotencia, a dolor, a muerte.

En fin, eso es lo que yo pienso, pero puedo estar equivocado, como en muchas otras ocasiones me ha sucedido. Me he equivocado tantas veces en el pasado que esta puede ser una más de esas equivocaciones. Sin embargo, es mi mejor deseo de que esta sensación de inseguridad en la ciudad sea otra de mis equivocaciones. Deseo equivocarme tanto como deseo ser millonario en un día, pero, al menos este último deseo, requiere de un milagro.

Pero, pues ya sabes, los milagros suceden.

Atentamente
"Siempre intento, aunque no siempre puedo"
El conejo impotente