miércoles, 25 de julio de 2007

*¿Otra vez Tlatelolco?, ¿o algo peor?

¿Otra vez Tlatelolco?, ¿o algo peor? Ver enlace relacionado

Autor: Paulino Arreola Arreola

“Hemos sido tolerantes hasta excesos criticados, pero todo tiene un límite. No podemos permitir ya que se siga quebrantando irremisiblemente el orden jurídico como a los ojos de todo mundo ha venido sucediendo.”
(Lic. Gustavo Díaz Ordaz, 1º de septiembre de 1968).

A punto de cumplirse los 39 años de la masacre cometida por el Ejército Mexicano en contra de la población estudiantil del día 2 de octubre de 1968, las condiciones son, ciertamente, no las mismas, pero el riesgo de otro Tlatelolco no debe descartarse en ningún momento.

En aquel tiempo fueron los estudiantes en huelga y maestros exigiendo, entre otras cosas, la liberación de los presos políticos, así como la derogación de los artículos 145 y 145 Bis del Código Penal, referido a los delitos de disolución social.

¿Cuáles son las condiciones en el 2007 que nos motivan a preocuparnos?

Tenemos un presidente de la república mexicana que no fue electo por mayoría absoluta sino por una minoría de los enlistados en el padrón electoral. Un tercio de la minoría que votó cree que hubo fraude electoral en el 2006. La corrupción en los tres niveles de gobierno se ha acrecentado en los últimos meses.

El crimen organizado ha infiltrado la mayoría de las instituciones. Oaxaca está sumido en la ingobernabilidad y en pugnas políticas internas. Cada vez más estados de la república están controlados por la creciente influencia del narcotráfico. Un mexicano es el hombre más rico del mundo, pero muchos mexicanos sobreviven en la pobreza extrema.

Dos ejércitos (EZLN y EPR) diseminándose paulatinamente por la república. Un ejército extranjero parapetándose cada vez más cerca de nuestra frontera norte y un muro fronterizo. Los maestros mexicanos luchando y manifestándose públicamente porque consideran inconstitucional la reforma a la ley del ISSSTE.

Cada vez más hombres y mujeres ejecutados en cada vez más regiones del país. La indefensión del ciudadano ante la violencia y la pérdida de confianza en los gobernantes y en las corporaciones policíacas. La violencia cada vez más cerca de nuestras casas, tan cerca que en Ciudad Juárez hasta se implementó ya un toque de queda civil para los menores de 18 años.

En 1968, el ejército entró en acción para controlar las manifestaciones masivas de los estudiantes en contra del gobierno. En 2007, el pretexto es combatir al narcotráfico y sus manifestaciones violentas. El ejército ya está en su trinchera, el crimen organizado también.

Qué bueno que el gobierno federal se preocupe por rescatar nuestras ciudades y pueblos de las manos de la delincuencia organizada, ya era tiempo. El problema está en que una vez en las calles, los soldados tienen el poder, y un poder tan grande no debiera rondar tan cerca de la población civil.

La historia nos enseña que grandes revoluciones o luchas sociales acontecieron por gran diversidad y cantidad de problemas de fondo, pero en casi todos los casos, la violencia se inició por causa de incidentes menores, por provocaciones, por pretextos, etcétera.

No hay problema con el ejército mexicano, pues es de las pocas instituciones que se mantienen más o menos incólumes.

El problema estriba en la latencia de un enfrentamiento en el que los civiles queden atrapados irremediablemente entre dos fuegos.

No es bueno profetizar en estos tiempos, pero al árbol se le conoce por sus frutos. Al tiempo.

lunes, 23 de julio de 2007

*Muro fronterizo, fracaso del gobierno mexicano

Muro fronterizo, fracaso del Gobierno mexicano. Ver enlace relacionado.

Autor: Paulino Arreola Arreola


Recientemente, entre México y los Estados Unidos de América se ha empezado a construir un muro que a la postre cubrirá toda la frontera común desde Baja California hasta Tamaulipas. El muro se construye del lado americano para frenar el desplazamiento humano ilegal que masivamente va al norte en busca de mejores oportunidades de vida.

Los ilegales cruzan las fronteras hacia el norte porque huyen de la represión en sus países, de las dictaduras, de la pobreza extrema, etcétera. Van buscando las oportunidades de progreso para aspirar a un mejor estilo de vida, que no encuentran en sus lugares de origen.

Mis vecinos no se han molestado a causa de que decidí cercar el terreno que circunda mi casa y tampoco se quejaron cuando le agregué un metro más de altura a la barda. Nadie se ha inconformado jamás porque en algunos fraccionamientos de nuestras ciudades han construido muros altos para procurar más seguridad a sus moradores.

Sin embargo, cuando nuestro vecino del norte, con todo el derecho que le asiste como país autónomo que es y en un ejercicio pleno de soberanía, decidió empezar a construir en su territorio el famoso muro “de la vergüenza”, el gobierno mexicano se rasgó las vestiduras contra la medida y ha iniciado una fuerte campaña para protestar y evitar que tal construcción no se lleve a cabo, pretextando, entre otras cosas, la violación a los derechos humanos de los inmigrantes.

El muro, lo hemos propiciado nosotros, con nuestra ineptitud para ser autosuficientes. El problema binacional que en el transcurso de la historia de ambos países se ha generado no es pues culpa de los vecinos del norte, sino de nosotros, los mexicanos.

Si los campesinos fuesen realmente dueños de sus tierras y tuviesen recursos suficientes para cultivarlas; si fuésemos autosuficientes para alimentarnos y aún para exportar alimento; si los obreros tuviesen un salario digno y mejores prestaciones; si pudiésemos en México adquirir productos de la mejor calidad al mejor precio; si tuviésemos un sistema de salud eficiente y un acceso a la educación para todos los que decidan superarse; si nuestros profesionistas estuviesen bien remunerados; si se aprovechase al máximo las habilidades de los intelectuales; si no hubiese corrupción en las instituciones gubernamentales; si no hubiese violencia e inseguridad en la mayoría de nuestras regiones; si todo lo que buscamos en el norte lo tuviésemos en nuestra propia patria, ¿habría alguna razón para ir al norte? Claro que no. En tal caso, ni siquiera nos enteraríamos que el presidente George Bush está construyendo el muro, o quizás hasta le venderíamos el material de construcción a bajo costo.

Cuando el gobierno mexicano y algunas de nuestras organizaciones civiles e instituciones nacionales acusan al gobierno americano, no están sino aceptando y reconociendo la ineptitud y el fracaso que México ha demostrado para vivir como un país independiente. ¿Será acaso que nuestro fracaso nos ha llevado inevitablemente al punto de no retorno para convertirnos a la postre en un país eternamente dependiente de los Estados Unidos de América?

En lugar de molestarnos porque nuestros vecinos de la frontera se van convirtiendo cada vez más en caza-inmigrantes, o porque usan balas de goma contra los ilegales, ¿no sería más lógico ofrecer todo lo necesario a nuestros compatriotas para que ni siquiera se les antojara salir de su patria, más que como turistas?

Pero claro, como no hemos podido triunfar a plenitud como país, empezamos a culpar a Estados Unidos del mal trato que nos da cuando vamos en busca de lo que aquí no hay. Es triste y cruel la situación que viven nuestros compatriotas que se atreven a ir más allá de nuestra frontera como ilegales. No pretendo negarlo, por el contrario, los compadezco y los entiendo porque yo también en su momento fui uno de ellos. Los ilegales no tienen la culpa ni merecen todos los sufrimientos que enfrentan al cruzar la frontera en su lucha por acceder y permanecer allá, en el norte. Ellos tienen todo el derecho a buscar la felicidad y el éxito en donde se les antoje.

Pero qué triste es ver cómo nuestro gobierno no está atacando el problema de raíz. Por el contrario, aceptando ya abiertamente el fracaso hasta se van implementando paulatinamente maneras más “eficientes” para que nuestros compatriotas puedan votar desde el extranjero y se está elaborando un sistema casi perfecto para “auxiliarles” en el envío de dinero a sus familiares en México. Es como si nuestros gobernantes gritaran quedito: no importa si no pudimos retenerlos, en tanto sigan enviando dinero y votando por nosotros desde donde estén.

El problema real, pues, no es si se construye el muro o no, el problema está en que al toparnos con esa pared, nos vemos indudablemente frente a nuestra cruda y triste realidad: la realidad de un país sin servicios médicos de calidad, sin oportunidades para progresar, y en algunos casos, para sobrevivir.

Si la construcción del muro continúa, pero México hace lo que realmente debe hacer, la historia algún día podría ser a la inversa. El país del norte utilizaría el muro para impedir que se le escapasen sus habitantes hacia el sur. Así que no debiera preocuparnos tanto dicha construcción, sino más bien debiésemos ocuparnos en la búsqueda de las soluciones a nuestros ya por todos conocidos problemas nacionales. Lo importante es hacer lo necesario para que nuestra patria ofrezca a sus habitantes la oportunidad de desarrollar todo su potencial y que cada cual pueda así ponerse en el sendero de la búsqueda de la felicidad en donde mejor le plazca.

México (los empresarios) necesita darle empleo bien remunerado a cada uno de sus habitantes en edad productiva. México (el congreso de la unión) necesita legislar y (el poder judicial) aplicar las leyes para que se valoren y respeten las diferencias individuales de cada uno de sus ciudadanos. México (los ciudadanos) necesita aprender a no ser violento con sus mujeres y a no abusar de sus niños. México (los sindicalizados) necesita emplearse a fondo como si de su trabajo diario dependiera su sustento por cada jornada que transcurre. México (los gobernantes y políticos) necesita volver a creer en sí mismo a través de la honestidad y la vocación de servicio.

México (los campesinos) necesita volver a ser una tierra de esperanza basada en el esfuerzo personal. México (los obreros) necesita entender la importancia de las herramientas y las materias primas bien aprovechadas. México (los ecologistas y cada ciudadano) necesita proteger y acrecentar sus tesoros naturales. México (los prestadores de servicios) necesita aprender a servir con la más alta calidad y eficiencia al nacional y al extranjero.

Cuando nuestra conciencia despierte del adormecimiento que se nos ha creado con el paso de varias décadas plagadas de gobernantes populistas, ineptos y/o corruptos, entonces caerá el velo de la ignorancia, de la intolerancia y, finalmente, al derribar el muro que se ha levantado en nuestras mentes podremos comprender que el muro de la “vergüenza” significa vergüenza para los que hemos permitido que nuestro país se vaya hundiendo cada vez más en la dependencia del país al que queremos culpar por construir dicha barrera material.

Finalmente, me pronuncio por un rotundo “no” al muro en nuestras mentes y por un rotundo “no” a culpar al extranjero por nuestros problemas nacionales.

Posdata. La próxima semana le pondré a mi barda de 2.5 metros de altura un alambre de púas o de navaja, porque la barda está en mi terreno y pago predial por él. Quien desee entrar a mi casa, entrará por la puerta principal y será bienvenido si lleva buenas intenciones.

martes, 17 de julio de 2007

*Nos gobierna la minoría, eso no es democracia.

Nos gobierna la minoría, eso no es democracia. Ver enlace relacionado.
Autor: Paulino Arreola Arreola

Con el “invento” de la mayoría relativa, los partidos políticos se aseguraron de mantenerse por siempre en el poder legislativo, así como en las presidencias municipales, en los gobiernos de los estados, en el Distrito Federal y en la propia Presidencia de la República.

Cada vez que hay elecciones en los distritos, en los municipios, en los estados y especialmente para acceder a la presidencia de la república, se prueba que no gana la mayoría absoluta, sino la relativa. Revísese la historia reciente, especialmente desde que los votos son contados con más transparencia.

Así, nuestros legisladores y gobernantes son en realidad unos perdedores, en la mayoría de los casos. Por tanto, nos está gobernando alguien que no fue electo por la mayoría de los ciudadanos de su circunscripción. Entonces, ¿cómo se atreven a legislar y a gobernar a un pueblo que no los eligió?

LA MAYORÍA ABSOLUTA, especialmente en las pasadas elecciones en el estado de Chihuahua, fue el abstencionismo. No olvidemos que la decisión de no votar es también una opción de la democracia, por lo tanto los votos nulos y los no-votos de los abstinentes debiesen ser contados y asignados a alguien. Lamentablemente la legislación actual no contempla tal caso.

Como ciudadano interesado en que los gobernantes sean aquellos a quienes la mayoría absoluta del pueblo haya dado su voto, propongo que pugnemos ante el legislativo para que se reformen las leyes correspondientes, de tal manera que cuando un candidato a diputado, ya sea local o federal, no obtenga la mayoría absoluta, la silla se quede vacía.

Son 300 diputados que representan a la totalidad de los distritos del país, y agréguele otros 200 diputados por representación proporcional (éstos últimos no fueron electos por el pueblo, sino por sus partidos), eso nos da un total de 500 diputados. Pregúntese, amigo lector, ¿cuántos de esos 300 diputados fueron realmente electos por mayoría absoluta?

¿Qué pasaría si en cada elección se quedaran varios escaños sin ocupar por no haber obtenido sus candidatos la mayoría absoluta? Varias cosas. La primera sería que el costo de mantener 500 diputados se reduciría considerablemente. La segunda podría ser que a partir de eso, los partidos se empezarían a preocupar realmente por convencer al pueblo de votar. Y otras más que usted, amable lector, podrá agregar a mi corta lista.

En el momento en que los legisladores y gobernantes sean electos por mayoría absoluta, los ciudadanos recuperarían su valor real en una democracia, pues los candidatos y los partidos tomarían más en cuenta nuestras propuestas y necesidades. Así, las campañas acabarían siendo realmente interesantes para todos, porque los candidatos y sus partidos tratarían realmente de convencernos, y nosotros de seleccionar la mejor opción. Lo que no sucede ahora, pues algunos le apuestan al abstencionismo, ya que de cualquier manera obtendrán su mayoría relativa, así sean 100 votos contra 99 de un total de 3000 registrados para votar.

Para evitar el abstencionismo, una solución es pues, pugnar por las elecciones de mayoría absoluta. Yo no extrañaría que estuviesen varias sillas vacías en el congreso, si de todos modos nunca tienen ellos mismos la asistencia perfecta a las sesiones, qué más da no tener diputado por nuestro distrito durante tres años. Bien podemos esperar para ver si otro candidato nos convence al paso del tiempo.

Si en la democracia mexicana valiera más la mayoría absoluta, hace varios sexenios que no tendríamos presidentes de la república.

Mayoría absoluta o mayoría relativa, ahí está el dilema de la democracia.

*Hostigamiento telefónico para votar

Hostigamiento telefónico para votar: !Qué bueno que ya no habrá campañas durante el resto del año. Ver enlace relacionado.

Autor: Paulino Arreola Arreola

Las campañas políticas actuales están basadas cada vez más en el uso de la tecnología de medios: la televisión, los periódicos, la radio, la Internet, el teléfono domiciliario, el celular, etc. Estos medios van sustituyendo cada vez más a las visitas domiciliarias, a las concentraciones de ciudadanos en sus propias colonias. Las nuevas campañas propician cada vez menos la interacción entre los candidatos y sus electores.

Ya casi nos hemos acostumbrado a conocer a los candidatos de los diversos partidos, y aún a los gobernantes ya en funciones, a través de los diversos medios de comunicación.

Los ciudadanos tenemos cierta ventaja sobre casi todos estos medios porque, por ejemplo, si durante la transmisión de la telenovela, del partido de fútbol, de la película, etc., transmiten un anuncio partidista, los televidentes tenemos la opción de cambiar de canal o apagar el televisor.

En el caso de los periódicos no hay problema, pues simplemente se pasa uno a la página siguiente, en la Internet, igual. En relación al teléfono celular, lo bueno es que el número sólo lo conocen los familiares, amigos y compañeros de trabajo.

Sin embargo, el número de teléfono domiciliario aparece en un directorio telefónico que cualquier hijo de vecina puede consultar. Además, y de esto no estoy totalmente seguro, los partidos políticos tienen acceso a través del Instituto Estatal Electoral al domicilio y número de teléfono de todos los ciudadanos registrados en el padrón electoral.
Para no hacer más grande la introducción de este tema, voy enseguida al meollo del asunto y rápido termino:

El día 1º de julio de 2007, recibí catorce llamadas telefónicas en las que se me invitaba a votar. No exagero. Así sucedió. ¿Qué hice? No fui a votar. Quizás por eso me llamaron tantas veces. Eso es hostigamiento.

Seguramente los responsables de casilla de los partidos llevan el control de los que no han ido a votar y por eso es que nos atosigaron toda la tarde del domingo. Pero ni así me convencieron. Es más, ni siquiera tenía credencial para votar, porque la extravié.

Muchos motivos debieron tener los partidos políticos para tratar de “convencer” a los ciudadanos a acudir a las urnas el pasado día 1º de julio de 2007, elección en la que se eligieron presidentes municipales, síndicos y diputados locales.

Cuando supe lo cerrado de las votaciones para presidente municipal, comprendí en poco, pero no justifico, la razón por la que justo el día de la elección recibí en mi domicilio tantas llamadas.
Qué bueno que ya no habrá más llamadas durante el resto del año para “invitarme” a votar. Ahora sí contestaré el teléfono con gusto, pensando que es un amigo el que llama, un familiar o un compañero de trabajo.

Ahora ya sólo tendré que soportar el acoso de los bancos que por teléfono pretenden convencerlo a uno de tener una tarjeta de crédito. Pero bueno, esa es otra historia.

lunes, 16 de julio de 2007

*¿Adictos hasta que se demuestre lo contrario?

Estudiantes de educación básica: ¿adictos hasta que se demuestre lo contrario? Ver enlace relacionado.

Autor: Paulino Arreola Arreola

El doping es la administración o uso de sustancias ajenas al organismo con la intención de mejorar artificialmente el rendimiento, lo cual está prohibido en todo tipo de competencias, ya sea de carácter físico o intelectual.

Teniendo en cuenta que la mayoría de las drogas generan dependencia, se ha llegado al punto en que cada día más alumnos de la educación básica han caído en las garras de la drogadicción, algunos a escondidas de sus padres, otros a sabiendas.

A través de los medios de comunicación en nuestro país, y cada vez más frecuentemente en los de nuestro estado, los ciudadanos vemos cómo se va generalizando la tendencia hacia la posible aplicación de exámenes antidoping a alumnos de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), aparentemente con el único fin de asegurarse de atender a quienes ya son adictos y de proteger a los que no lo son de las posibles consecuencias de la convivencia con aquellos, pues usualmente, los adictos se ven involucrados en actividades violentas, ya sea para obtener la droga o por la deficiente capacidad de reflexión y de razonamiento lógico que se genera con el consumo de drogas.

Manifiesto a través de este medio mi rechazo a la aplicación generalizada o aleatoria de exámenes antidoping a los estudiantes, pues ellos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario.

El examen antidoping a los estudiantes es ilegal, porque atenta contra las garantías individuales consagradas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos al atribuírseles “a priori” la presunción de que consumen drogas.

Los estudiantes de educación básica no merecen que se les aplique el famoso antidoping como si fuesen criminales.

Los progenitores no debemos permitir que las escuelas se hagan cómplices de tal fechoría contra nuestros hijos. Los maestros y las autoridades mismas deberían eliminar la posibilidad de aplicar exámenes antidoping a los menores de edad, salvo por causas de riesgos a la salud. Y aún en ese caso, serían las autoridades sanitarias las únicas indicadas para realizarlo, y con previo consentimiento por escrito de los padres o tutores.

Si permitimos que a los alumnos de educación básica se les aplique el examen antidoping, después no tendríamos razones para no permitir que a nuestras hijas se les aplique el examen de embarazo, o de la virginidad, o de la salud mental, etc.

Si acaso el problema de la drogadicción llegase a ser de una gran magnitud, jamás deberá ser con la complicidad de las escuelas que se realicen dichas prácticas, todo deberá hacerse a través de la familia, ya sea por medio de ajustar la cartilla de vacunación o con la creación de un nuevo documento sanitario que autoricen los órganos legislativos de la nación.

Es cierto, debemos cuidar que nuestros hijos vivan sin drogas, pero también debemos evitarles la castración mental que le significaría a un inocente acceder a la presunción de culpabilidad sin acusación previa.

domingo, 15 de julio de 2007

*Eran Suyos

Eran Suyos
Ver enlace relacionado.
Autor: Paulino Arreola Arreola D. R.
©

Te moriste, mal-nacido, por infame,
asfixiado por el cable que era tuyo
y quemado con tu orgullo de maldito
al vengar aquellos hijos que eran suyos.

Que mil ratas se te suban en el rostro
y descubran ese monstruo que tú fuiste.
Que cien cerdos te fastidien en la tumba
y te dejen en penumbras sin morirte.

Eran suyos los benditos inocentes
y manchaste con tus dientes la inocencia
de esos niños, sinvergüenza. Eran bellos.
¡Que se queme en el infierno tu conciencia!

Que vomiten los gusanos tus entrañas
y que pagues con tus mañas la condena
que mereces por la pena que causaste.
¿Más, por qué los mancillaste, si eran de ella?

Que tu tumba no se cierre nunca jamás
para que puedas escuchar los lamentos
de los niños. Que tu cuerpo putrefacto
se consuma muy despacio hasta los huesos.

Calabozos y mazmorras de su mente
se han salido para verle encadenada
con la sangre derramada por sus manos
y escurriendo de sus labios la venganza.

Una madre encarcelada y dos muchachos
con mil traumas han quedado en el camino.
Que ni Dios, el infinito, te perdone
aunque sé, nadie conoce sus designios.

Que el demonio te calcine en el infierno
y compruebes que es eterno el castigo
para aquellos que a los hijos de una madre
se atrevieron a mancharles su destino.

*Paulino Arreola

Enlace relacionado.
(Lilly Blake, Paulino Arreola, Rita Gironés, Antonieta Villamil y su candado, sorry guy, I don´t remember your name). Foto tomada durante el segundo encuentro internacional de poetas en ciudad Delicias 2007.

Creo que desde el Segundo encuentro internacional de poetas en ciudad Delicias, realizado del 31 de mayo al 2 de junio de 2007, para mí ya no todas las cosas son iguales. Algo cambió, aún no sé si para bien o para mal. Pero todo eso gracias a los poetas que en algún momento del evento dejaban la puerta abierta y yo aprovechaba para colarme.

Me dio gusto compartir las mesas de lectura con gente grande, pero mucho me impresionó cuando fuimos a la cárcel de la ciudad a leer poemas. Fue un evento impresionante que me ha llevado a diseñar un proyecto para volver ahí y trabajar con los presos, si ellos lo permiten.

Luego les informaré cómo va dicho proyecto.

Sean todos bienvenidos a este blog de El conejo impotente. Mi frase famosa (en mi casa la conocen) "Siempre intento, aunque no siempre puedo"

Saludos.
El conejo impotente
Paulino Arreola Arreola