domingo, 15 de julio de 2007

*Eran Suyos

Eran Suyos
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Autor: Paulino Arreola Arreola D. R.
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Te moriste, mal-nacido, por infame,
asfixiado por el cable que era tuyo
y quemado con tu orgullo de maldito
al vengar aquellos hijos que eran suyos.

Que mil ratas se te suban en el rostro
y descubran ese monstruo que tú fuiste.
Que cien cerdos te fastidien en la tumba
y te dejen en penumbras sin morirte.

Eran suyos los benditos inocentes
y manchaste con tus dientes la inocencia
de esos niños, sinvergüenza. Eran bellos.
¡Que se queme en el infierno tu conciencia!

Que vomiten los gusanos tus entrañas
y que pagues con tus mañas la condena
que mereces por la pena que causaste.
¿Más, por qué los mancillaste, si eran de ella?

Que tu tumba no se cierre nunca jamás
para que puedas escuchar los lamentos
de los niños. Que tu cuerpo putrefacto
se consuma muy despacio hasta los huesos.

Calabozos y mazmorras de su mente
se han salido para verle encadenada
con la sangre derramada por sus manos
y escurriendo de sus labios la venganza.

Una madre encarcelada y dos muchachos
con mil traumas han quedado en el camino.
Que ni Dios, el infinito, te perdone
aunque sé, nadie conoce sus designios.

Que el demonio te calcine en el infierno
y compruebes que es eterno el castigo
para aquellos que a los hijos de una madre
se atrevieron a mancharles su destino.

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