lunes, 31 de diciembre de 2007

*Vato bianual


Vato bianual

Erase una vez un vato a quien sólo cada dos años la suerte le sonreía. Un año lo pasaba en blanco: sin amor, sin esperanza, sin alimento, sin fe, sin Dios, sin nada, pues.

El siguiente año, la suerte le sonreía: dos morras, dos amigos, dos éxitos en cada una de sus dos áreas vitales. Dos zapatos para sus dos piernas, dos automóviles, dos hijos, dos hilos nuevos para atar los dos años que creyó le restaban de vida, etc. Tenía dos de todo en cada bolsita ese año y al siguiente nada de nada.

Hubo un año excepcional, ese año, el vato bianual tuvo dos de todo, aunque era el año que no le tocaba nada. Así que no soportó vivir así, por lo que esperó dos horas después de que recién había empezado el siguiente año nuevo, el cual era bisiesto, y bebió dos vasos de agua con dos pastillas de cianuro, luego se acostó con sus dos mejores trajes puestos, y antes de dos minutos empezó a soñar lo que siempre ilusionó, lo que siempre quiso tener.

Sin embargo, en sus sueños, como en su triste doble vida, a la que jamás pudo acostumbrarse del todo, seguía soñando que un año era de sequía y otro de humedad, uno de bendiciones y otro de maldiciones, etc., así que se levantó inmediatamente y metió su brazo derecho hasta el fondo de su estómago y trató de sacar las dos pastillas de cianuro antes de que terminaran por diluirse, pero no encontró ninguna.

Así fue como llegó a la iluminación y comprendió por fin el secreto de su existencia, aprendió que su vida sería así para siempre, como siempre habían sido sus años, uno de escasez y otro de abundancia.

Aprendió que el año excepcional no era sino el año bisiesto que nunca había tenido, por lo que decidió aceptar que la vida es como es y que por más esfuerzos que hiciera, siempre tendría un año bueno y otro malo, excepto los años bisiestos.

Así fue que dos de sus mejores amigos un día pasaron a visitarlo, sólo para encontrar que el vato bianual tenía dos semanas que había fallecido, por lo que le avisaron a su hermano gemelo de la situación, pero se encontraron con que el hermano estaba también tendido en la iglesia y era llorado por sus dos hijos con sus dos esposas y los dos hijos de cada una de aquellas dos parejas.

La historia se enredó tanto que todos los que tenían por lo menos dos razones para seguir leyendo esto del vato bianual se fueron en busca de la felicidad, esperando que el 2008 no sea año bisiesto, para ellos.

domingo, 23 de diciembre de 2007

*Catita inocente

Catita inocente
Autor: Paulino Arreola Arreola D. R. ©

En la tienda de abarrotes de la esquina
un rincón de maquinitas la esperaba
cada tarde, como aguardan muy formales
a sus novias los amantes de las damas.

El camión de los helados tarareaba
insistente una mala melodía
y la cruel monotonía del videojuego
sofocando muchos sueños, muchas vidas.

Los infantes en la calle jugueteaban
al “avión” y a la “quemada” y entre risas
el verano se extinguía somnoliento
como anciano satisfecho de la vida.

Las mujeres trabajando en la maquila
o guisando en la cocina la esperanza
olvidaron que las plantas que se riegan
y se cuidan con paciencia crecen sanas.

Cuando supo que su niña ya no estaba
con los niños de la cuadra ni en la esquina
se culpó al saber su niña secuestrada,
y al hallarla mutilada murió en vida.

Esa madre enloquecida de impotencia
se desgarra la conciencia cada día.
En su mente ve a su niña muy serena
y en la puerta de la tienda la imagina.

Por las tardes le cocina la merienda,
mientras ve telenovelas y noticias
y su esposo en la maquila se impacienta
de saberla tan contenta con su hija.

¿Con quién hablas le pregunta su pareja?
“Con Catita” -muy molesta le responde.
¿Qué no sabes que se esconde cuando llegas?,
porque teme si en la puerta oye voces.

¡Ya mujer! ¿Dónde la miras?, si hace años
que Catita se ha marchado para siempre.
No digas estupideces que intimidas.
Ella juega escondidas allá enfrente.

¿Qué no ves que se entretiene jugueteando?
Ya no tarda. ¿Nos sentamos a la mesa?
Tengo lista ya la cena, ¿comenzamos?
Esta bien, mujer, comamos mientras llega.