jueves, 18 de junio de 2009

La silla vacía

LA SILLA VACÍA

Por Paulino Arreola Arreola

18 de junio de 2009.

La democracia es un sistema de organización en donde la toma de decisiones del gobierno debe responder a la voluntad colectiva de los ciudadanos. Para Wikipedia, la enciclopedia libre, hay varios tipos de democracia, entre las que destaca: a) democracia directa, b) democracia indirecta o representativa y c) democracia participativa. En México, utilizamos la democracia indirecta y representativa, en la que “…la decisión es adoptada por personas reconocidas por el pueblo como sus representantes.”

Sin embargo, la democracia en México es un sistema que hace ya muchos años caducó, pues no se cumple con la condición básica para dar legitimidad a sus gobernantes.

Debido a múltiples factores, tales como: los repetitivos fraudes electorales perpetrados a lo largo de la historia de la democracia en México, el desencanto del pueblo a causa de la corrupción e ineptitud de sus gobernantes, etc., cada vez más ciudadanos votan por el partido o candidato “menos malo”, anulan su voto, o definitivamente dejan de votar.

Lamentablemente, la ley electoral obliga a votar exclusivamente por los candidatos que se indican en la boleta y que deben por fuerza pertenecer a algún partido político reconocido por el Instituto Federal Electoral. Es decir, el votante no tiene voz si no pertenece a algún partido y tampoco puede votar por candidatos independientes.

Por tanto, al ciudadano le quedan muy pocas opciones, entre las que sobresalen: votar por el candidato o partido menos malo, la anulación del voto y la de no acudir a votar.

En todos los casos anteriores se aplica el privilegio que tienen los ciudadanos en edad de votar, pues como votar es un derecho, el votante se adjudica la prerrogativa de utilizar el derecho o declinarlo.

Anular el voto o no votar también son formas de ejercer la democracia, porque implica la decisión de un ciudadano de no dar su apoyo a ningún candidato o partido. Sin embargo, los partidos se aprovechan del sistema en la medida en que por muy pocos votos que sean emitidos el día de la elección, de cualquier manera habrá un ganador al final de la contienda electoral.

Esto implica -como lo hemos comprobado a lo largo de la historia, cuando hemos tenido que elegir gobernantes para los tres niveles de gobierno y para el poder legislativo- que no siempre hemos tenido gobernantes o legisladores que fueron electos por mayoría. Es decir, ESTAMOS SIENDO GOBERNADOS POR LA MINORÍA, lo cual no es democracia.

Todos estamos de acuerdo en que debe reconocerse el triunfo al candidato que obtenga más votos, pero vea el siguiente ejemplo con piedritas, o con manzanitas, según como a usted le sea más fácil explicárselo a sus vecinos y compañeros de trabajo:

Si hay 100 votantes en el padrón, pero solo acuden 20 a sufragar, de los cuales 10 anulan el voto y el resto se reparte entre todos los candidatos en la contienda, al final tenemos que el candidato que obtuvo la mayoría relativa fue el que obtuvo 4 o 5 votos.

Entonces imagínese usted, amable lector, de 100 votantes que había en el padrón, nuestro flamante candidato ganador ha obtenido el derecho a representarnos por tres o seis años con tan solo el 5% de los miembros de ese distrito electoral, municipio, estado o del país.

Repito, nos gobierna la minoría, y eso no es democracia. Nuestro sistema electoral esta caduco.

¿Pero qué hacer para arreglar este sistema en donde nuestros gobernantes NO representan a la mayoría absoluta?

¿Qué hacer mientras esos legisladores electos por una minoría relativa siguen empecinados en legislar a conveniencia para perpetuar a sus candidatos y a sus partidos en los curules del poder legislativo y en los puestos del poder ejecutivo en sus tres niveles?

Mi propuesta concreta es la siguiente:

SI LOS CANDIDATOS NO LOGRAN LA MAYORÍA ABSOLUTA, ENTONCES QUE SE QUEDE LA SILLA VACÍA.

Por este medio hago una atenta invitación a todos los candidatos que aún conservan el principio de ÉTICA y el valor del RESPETO a la voluntad ciudadana, para que si no logran la mayoría absoluta el día de la elección, no acepten el puesto, pues no fueron electos por voluntad ciudadana, sino por aberración de una ley electoral que los mismos legisladores han diseñado a conveniencia.

Debido a la cercanía de las elecciones, no es probable que la ley electoral se reforme a tiempo para cumplir el requisito de MAYORÍA ABSOLUTA, pero si los candidatos cambian y FIRMAN ANTE NOTARIO el compromiso de no aceptar el puesto si no logran la mayoría absoluta, y lo cumplen, entonces los ciudadanos sabrán que esos candidatos y sus partidos son ÉTICOS y RESPETUOSOS. En consecuencia, los votantes sabrán cuáles candidatos y partidos se sacrificaron en bien de la democracia y seguramente serán reconocidos cuando se vuelvan a postular en elecciones posteriores.

Referencias:

http://es.wikipedia.org/wiki/Democracia

Fraternalmente,


"Siempre intento, aunque no siempre puedo"

El conejo impotente

Paulino Arreola Arreola

http://www.escritores.dechihuahua.com/columnistas/aap166.asp

escribe@paulinoarreola.com

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