jueves, 3 de septiembre de 2009

No lo desarmen, pues ya viene el 20 de noviembre

No lo desarmen, pues ya viene el 20 de noviembre.
Por Paulino Arreola Arreola

Es una constante el reiterado llamado de las autoridades municipales, estatales y federales para que los ciudadanos entreguen sus armas a cambio de una despensa, o de dinero, ya en efectivo ya en bonos, como una manera –equivocada- de bajar los altísimos índices de criminalidad. Los ciudadanos comunes, quienes tradicionalmente conservaban un arma de fuego para protección del patrimonio personal y de sus seres queridos, están entregando, voluntariamente, sus pistolas a cambio de una despensa o de dinero para aminorar temporalmente el grave problema económico por el que sus familias transitan en la actualidad, y que aparenta ir de mal en peor.

A causa de la creciente inseguridad, los ciudadanos han gastado, con mucho sacrificio, una gran cantidad de dinero para adquirir rejas para las ventanas y puertas de sus casas, escuelas y negocios; cadenas y candados para asegurar sus bienes materiales, seguros de vida y contra robo, etc. Cada vez más, las casas, escuelas y negocios de nuestras ciudades parecen prisiones. De hecho, hay más cadenas y candados en la ciudad que en los centros penitenciarios de cualquier parte del mundo. Sin embargo, ni con convertirse en prisionero en casa se tranquiliza la población, pues los robos de automóviles, casas habitación, escuelas y negocios, cada vez se agudizan, y con muestras claras de estar realizándose cada vez más con violencia extrema.

En contraparte, jamás se ha visto a un sicario entregar su arma por una despensa. Jamás se ha visto a un policía corrupto regresar a cambio de dinero en efectivo las armas que guarda en casa. La despistolización de los ciudadanos comunes, mientras los criminales adquieren armas de alto poder, incluidas granadas, bazucas y ametralladoras para uso de los ejércitos del mundo, sólo lleva a desarmar al más desprotegido, al que realmente necesita ser defendido.

Eso significa únicamente que el gobierno está desarmando, a sabiendas, a aquel que ha perdido irremediablemente la confianza de que sus autoridades le puedan proveer de la más mínima seguridad a la que éste y sus familias tienen derecho. El ciudadano que ya no se siente seguro caminando por las calles de la ciudad, descansando en su casa, o trabajando para agenciarse el sustento diario está, más que nunca a la deriva, esperando sólo que su dios lo considere tan especial que no le tocará una bala antes de navidad, o el robo de su casa antes de fin de año, o un asalto a mano armada el mismísimo día de pago en su trabajo.

La guerra que se libra en las calles de nuestras ciudades entre los criminales y las autoridades, ha dejado al ciudadano común tan desconfiado, tan resignado, con un sentimiento de impotencia tan grande que el desarme parece ser sólo una fase más para que los criminales y las autoridades corruptas sigan haciendo lo que les plazca.

La ingobernabilidad en nuestras ciudades, la corrupción de las autoridades, la pobreza cada vez más extrema en nuestras comunidades, el desempleo, la crisis de valores y, sobre todo, la pérdida de la confianza que los gobiernos necesitan para llevar a cabo su labor va cada vez más orillando al ciudadano común a gritar, a protestar, y por qué no, a tomar las armas cuando las condiciones sociales estén a punto para un levantamiento armado como el del pasado 20 de noviembre de 1910. Entonces, el ciudadano común estará desarmado, y una vez más, a expensas de los criminales y del gobierno corrupto, quienes se volverán a trepar por segunda vez en la carreta del país que jala sólo hacia donde al más poderoso conviene.

Por eso, al ciudadano común, a aquel que está atrapado entre dos fuegos en medio de una guerra en la que no le tomaron parecer, y en un sistema de gobierno corrupto e inútil, de gobernantes traidores a la patria, ¡NO LO DESARMEN, PUES YA VIENE EL 20 DE NOVIEMBRE!

Fraternalmente,
"Siempre intento, aunque no siempre puedo"

El conejo impotente

PAULINO ARREOLA ARREOLA

escribe@paulinoarreola.com

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