viernes, 23 de noviembre de 2007

*Era feliz, pero me volví a enamorar


Era feliz; pero me enamoré una vez más. Ahora deberé empezar a disfrutar las delicias de mi nuevo amor y a luchar con mis demonios eternos, que ahora vuelven con nuevo rostro, para darme la oportunidad de encontrarles las aristas menos pulidas y así exprimir sin misericordia sus jugos literarios, y después, seguramente, me enamoraré otra vez de una nueva musa, y así hasta el final del principio y hasta el principio del final.
Eres bienvenido, nuevo rostro del amor. Son también bienvenidas, ustedes, las delicias y los sufrimientos en los que por mi libre y espontánea voluntad me involucro al tratar de conquistarlas y de entender mi intangible e incomprensible placer por el gozo y el sufrimiento mezclados en la misma copa de deseos insatisfechos y fantasías no cumplidas que se cuelan entre mis miserias y la fisura en el espejo.
Estoy enamorado, ya no soy feliz por eso, pero prefiero ser un conejo impotente, estúpido y enamorado, que una rata feliz en la oscuridad de la cloaca de la auto-complacencia espiritual.
Así sea.

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